ANIMALES MALTRATADOS EN EL PUENTE DE LA UNIVERSIDAD

Perros, gatos, conejos, gallinas… maltratados, en pésimas condiciones de vida, carentes de alimentos, agua y sanidad, infectados de parásitos y rodeados de excrementos. Así se encuentran los animales que existen en una finca situada al lado de Huerta Otea, debajo del Puente de la Universidad, y perfectamente visibles por los viandantes cuando pasan por allí.
Tras numerosas llamadas de ciudadanos avisándonos de la situación, miembros de ASPAP, la Protectora de Animales de Salamanca, acudimos al lugar y comprobamos las condiciones indignas de vida de estos animales que viven tutelados por un hombre que nos cuenta como algo natural que ‘ahora hay pocos gatos porque mueren de hambre al no tener qué cazar”, “cuando se muere un perro entra otro y que les ata para que no se vayan, “que como alimento les basta los conejos que él mismo cría y se mueren, y también desperdicios”…
 
Ante tal caso de evidente maltrato animal, ASPAP decide iniciar acciones judiciales para que los animales allí encerrados puedan ser rescatados y trasladados a las instalaciones de la protectora, recibiendo los cuidados necesarios a todos los niveles. Nuestra sorpresa ha sido que, tras comunicar las condiciones de estos animales al Ayuntamiento se nos tacha de radicales y de crear problemas en todos los lados. Según ellos el hombre es su dueño y si quiere tener allí esos animales está en su derecho. «QUE VAN A NEGOCIAR CON ÉL EL ALARGAR UN METRO LA CADENA AL PERRO«, llegándole a decir al hombre (delante de nosotros) que si le molestamos que nos denuncie.

Tras unas semanas visitando al hombre con mucha mano izquierda, conseguimos que nos dejara llevarle pienso tanto al perro (que le bautizamos ROBÍN), como a los gatos. Un día de los que fuimos, el hombre ya no estaba allí, ni tampoco los 3 días siguientes. Llamamos al Ayuntamiento una vez más y nos comunican que el hombre ha sido ingresado con neumonía y que está bastante grave, si queríamos podíamos hacernos cargo de los animales, cosa que hicimos sin dudar, aunque subir a ROBÍN a la furgoneta fue tarea complicada porque algún bocado que otro nos echaba.

ROBÍN y los gatitos ya viven seguros en nuestro refugio, y tendrán una vida digna llena de cariño. Pero no dejamos de pensar en tantos otros animales que viven como ellos lo hacían, atados de por vida, sin cariño, tratados con desprecio y sustituidos cuando ya no valen.A todos esos inocentes anónimos les prometemos seguir luchando para intentar cambiar las leyes en este país que siguen amparando miles de casos de maltrato animal.

(Julio 2008)