ARGOS, EL MASTÍN CON UNA SEÑAL DE TRÁFICO COLGADA AL CUELLO
Os gustaría conocer al mastín más bueno del mundo? Pues se llama ARGOS y vive en «Algarabía», el refugio de ASPAP, (la Protectora de Animales de Salamanca). Su historia, entre triste y rocambolesca, ha tenido un final feliz
Nos avisaron de su situación un sábado por la tarde. Había un mastín con una señal de tráfico colgada al cuello, sin comida ni agua. Nos costaba creerlo y allí que fuimos, a una zona de la periferia de Salamanca, un lugar cochambroso y ruinoso, un cercado rodeado de palés y somieres. Y allí le vimos, un precioso mastín muy jovencito que en cuánto nos vió empezó a mover el rabo y a poner su cabeza contra los barrotes de la puerta para recibir una caricia de dos extrañas.
Llamamos a la Policía y la casualidad quiso que el dueño apareciera por allí en bicicleta. Al vernos a nosotras y a la patrulla empezó a clamar que «él era un buen hombre pero ignorante, y que no lo había hecho por maldad, sino porque él estaba acostumbrado a matar a los perros si ya no valían, a ver a los galgos allí encerrados con cepos… pero claro, como la vida había cambiado tanto, ahora dábamos importancia a cosas que antes no la tenían». Nos pidió que nos lo lleváramos, que a él se lo había dado el taxista de un pueblo «porque se le escapaba y andaba todo el día a palos tras él», pero a él le hacía lo mismo y para que no se fuera se le había ocurrido el atarle esa señal.
Atónitos estábamos de oir tales barbaridades y de imaginar qué final habían tenido los perros que hubieran caído en manos de semejante ser. El perro, por cierto, no tenía ni nombre, le llamaba «chucho», «perro cerdo» y «puto perro» que era lo que le gritaba al intentar quitarle la señal, porque el cachorrón huía aterrorizado al tenerle cerca-.
Como sería la cosa, que la policía le pidió que se retirara de su lado y nos dejara a nosotras librarle de ella y ponerle comida y agua. Ésa era otra, hacía 4 días que el perro no comía porque según él, los perros aguantan bien sin comer ni beber. Se comió 1 kg de pienso sin pestañear y se bebió casi 2 litros de agua del tirón. Y luego, como regalo, nos llenó de lametones y se puso a jugar con nosotras. Y nosotras, para corresponder a su maravilloso gesto de cariño, le regalamos en ese mismo momento un nombre precioso, ARGOS, y le ofrecimos venir a vivir al refugio de ASPAP, para que pudiera correr libre y ser uno más de la familia de «Algarabía».
Al charlar después con los Policías, opinaban que el hombre no debía dar más de sí, pero no estamos de acuerdo. La cabeza a este tipo de individuos le da y mucho!. Simplemente es el reflejo de una sociedad, más que abundante en nuestro país, que se ve amparada por leyes totalmente laxas en cuánto al maltrato animal se refiere y en políticos que miran para otro lado o incluso lo justifican, porque valoran más su sueldo que el terminar con esta lacra social.
ARGOS vive ya en «Algarabía». Es noble, bueno, cariñoso, obediente, le encantan los niños, súper delicado cuando le damos las chuches y sobre todo el perro ideal para dar abrazos!!.
(Septiembre 2016)